jueves, 28 de mayo de 2015

Volver a ser feliz.

Volver a ser feliz. 

La depresión es una enfermedad que tiene sumidos en un auténtico pozo a nada menos que casi dos millones de personas en España (algunas fuentes hablan incluso de seis millones, puesto que está infradiagnosticada). 

Y es que, en ocasiones, quien sufre depresión no sabe ni que padece esta enfermedad. Sólo sabe que le faltan fuerzas para realizar las acciones cotidianas más simples, que carece de energía y de la mínima vitalidad. Levantarse de la cama, arreglarse, andar por la calle, hablar con la gente, trabajar... pueden convertirse en un reto insuperable. Y se sienten tristes, pero con un tipo de tristeza que pertenece a otra dimensión. Quienes han pasado por ello lo comparan con un túnel del que nunca ven la salida, o con un pozo del que es imposible salir. Tan oscuro, que muchos ven en el suicidio la única salida. 

La depresión es una enfermedad que quien no la ha sufrido tiende a trivializar. No se entiende a quien la padece ni por qué se comporta así. También se trivializa la palabra en sí, diciéndose coloquialmente cosas como "hoy estoy deprimido" (para decir que se está triste, melancólico, contrariado...). Porque estar realmente deprimido tiene otra magnitud. 

La industria farmacéutica tiene un gran negocio en la depresión. En España, de hecho, el consumo de antidepresivos (medicamentos psicotrópicos) se ha disparado en los últimos años, de una forma tan alarmante que llama la atención de los expertos. Y es que desde el año 2000 al 2013 las prescripciones de antidepresivos aumentaron en un 200%. Se ha pasado de consumirse 26,53 dosis por cada mil habitantes y día (DHD), a 79,50 dosis. (1) 

El famoso Prozac (nombre comercial de la fluoxetina, que pertenece a la familia de los inhibidores selectivos de la recaptación de la serotonina), y otros medicamentos (como los derivados tricíclicos o los inhibidores de la monoaminooxidasa) se consumen masivamente para tratar la depresión. 

Depresión: soluciones sin medicamentos

Si nosotros pensáramos que la única salida a la depresión son los medicamentos antidepresivos, hoy yo no estaría escribiéndoles de este tema en Tener S@lud. Además, los antidepresivos tienen muchísimos efectos secundarios. Durante las primeras dos semanas, casi todos los pacientes sufren alteraciones relacionadas con la digestión y la vida sexual, en algunos casos graves. También pueden aumentar la tensión arterial. Y como efecto secundario permanente y frecuente, se da la paradoja de que hacen que aumenten los pensamientos en torno al suicidio. 

A veces su médico o usted mismo considerará que no existe más remedio que recurrir a los antidepresivos, pero yo quiero darle ahora otro mensaje: existen soluciones sin medicamentos. 

Pero tenga muy en cuenta esta precaución antes de seguir leyendo lo que sigue: si usted está tomando antidepresivos, debe saber que bajo ningún concepto debe interrumpir el tratamiento sin más por iniciativa propia, pues puede ser muy peligroso y provocar síntomas todavía más graves que los que le llevaron a iniciarlo, además de los síntomas graves del síndrome de abstinencia (incluidas sensaciones como de descargas eléctricas). Por lo tanto, siempre debe reducirse el tratamiento de forma muy progresiva y bajo la atención de un médico cualificado. 

Y ahora volvamos a lo que le estaba diciendo. 

La depresión es una enfermedad compleja en la que intervienen factores sociales, psicológicos y biológicos. Puede haber un acontecimiento traumático que la precipite (como la pérdida de un ser querido, del trabajo, una enfermedad, preocupaciones económicas...) o aparecer sin más. Desde el punto de vista bioquímico, se caracteriza por una perturbación funcional de los transmisores químicos del cerebro (los neurotransmisores), en concreto la serotonina y la noradrenalina. Además, en los últimos años los investigadores han llegado a la convicción de que la depresión es también una enfermedad inflamatoria asociada a una inflamación sistémica. 

La alimentación desempeña un papel decisivo en la prevención y el tratamiento de la depresión, tal y como corroboran cada vez más estudios científicos. La clave estaría entonces en recobrar el equilibrio nutricional que permita optimizar el equilibrio emocional que está ausente en la depresión. 

Y a este objetivo es a lo que hemos dedicado el Dossier de este mes de mayo, que le permitirá es elaborar su "lista de la compra" antes de ir al mercado pensando en los nutrientes que necesita su organismo para ser feliz, es decir, para "alimentar" a su cerebro para que tenga un funcionamiento que permita el equilibrio emocional. En él encontrará, entre otras cosas: 

  • El tipo de pescado (y en qué cantidades) que necesita su cerebro.
  • La fruta y la verdura que le convienen.
  • Los "psicobióticos" que no pueden faltar en su nevera.
  • Los suplementos alimenticios que funcionan, pues "alimentan" aspectos de la personalidad ligados a la depresión.
  • Antidepresivos naturales que puede encontrar en su herbolario.
  • Las vitaminas, oligoelementos y nutrientes que debe asegurarse de tomar en cantidades suficientes.

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